Un jurado popular consideró, por unanimidad, a Julián García Bouix, de 38 años, culpable de haber matado a golpes con una barra de hierro a su ex novia, Susana Valdivia. Así, la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid condenó ayer al agresor a 16 años de cárcel y a pagar una indemnización de 200.000 euros a los padres de la víctima.
Los hechos ocurrieron el pasado 19 de octubre de 2001 en la trastienda de la boutique Elite, propiedad del condenado, situada en el número 22 de la calle de Jaén (barrio de Cuatro Caminos), donde trabajaba junto a la fallecida. Ambos habían mantenido una relación sentimental de varios años, rota pocos meses antes del asesinato. Ese día, sobre las 20.00 y tras una fuerte discusión, Julián García cogió una barra de hierro y asestó a Susana varios golpes de «forma fulminante, inesperada», por detrás y «buscada», según la sentencia del juicio. La víctima sufrió diversos traumatismos craneoencefálicos y una fractura en la base del cráneo que le provocaron la muerte.
En una zanja
El cuerpo fue encontrado por un ciclista al día siguiente tirado boca arriba en una zanja en la Casa de Campo, lugar al que había sido desplazado por el agresor en su propio coche. En el momento de su muerte, Susana Valdivia tenía 27 años.
Julián, según declaró él mismo durante el juicio, reaccionó de forma violenta por «la presión y la constante humillación» a la que se vio sometido por parte de su ex novia y en un estado de shock psicológico y emocional, en una situación de «arrebato e indignación» por la discusión.
El jurado, sin embargo, consideró que la humillación y el menosprecio de Susana hacia su ex novio no quedaron demostrados durante el juicio. El magistrado presidente de la Sala, por su parte, señaló que los golpes iban dirigidos a una zona vital del cuerpo de la fallecida, como es la cabeza, y que desde el momento en que cogió la barra de hierro, el agresor fue consciente de «la absoluta ventaja» que tenía sobre su víctima.
Julián García Bouix fue detenido por la policía el mismo día que se encontró el cadáver. En ese momento, cuando los agentes encargados de la investigación llevaron al detenido a su tienda para realizar una inspección ocular, éste se mostró tranquilo y sereno en todo momento y negó haber sido el causante de la muerte de su ex novia.
La pareja había convivido en el piso de García, en la misma calle de Jaén, hasta un mes antes del asesinato, según declararon los vecinos del inmueble, pero la mujer siguió trabajando como empleada de la boutique, a pesar de la ruptura, ya que tenía un contrato en vigor hasta diciembre de 2001. “La pareja no se llevaba bien”, según afirmaron los mismos vecinos, quienes añadieron que Susana era “una persona introvertida y reservada, aunque muy agradable, de 1,70 metros de altura, rubia, de ojos castaños y muy guapa”.
Fuente EL PAIS