Como una garantía para el futuro, en 2030 Colombia –así como todos los países del mundo– debe proteger el 30% de sus áreas terrestres y marinas, y convertir al sector agropecuario, responsable del 70% del uso de suelo, en un gran aliado para encaminar modelos de producción sostenibles. Esas son las dos grandes metas por las que trabaja hoy la bogotana Paula Caballero, directora para América Latina de The Nature Conservancy, una de las organizaciones defensoras del medioambiente de mayor alcance en el mundo.
Licenciada en historia, con una maestría en Relaciones Internacionales, esta bogotana se describe como una mujer integral, que se enfoca en lo necesario y no en lo meramente posible. Está segura de que se deben hacer rupturas radicales, que impliquen dejar de hacer las cosas de la misma manera para obtener resultados con visión de futuro. Esa convicción le ha permitido redefinir paradigmas globales, como ocurrió en la Cumbre de Río de Janeiro en 2012, cuando la delegación colombiana que ella lideraba consiguió que los representantes de los países ante Naciones Unidas aceptaran adoptar una nueva agenda para hacer frente a los desafíos sociales y ambientales del mundo.
La propuesta colombiana de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) significaba dos giros notables frente a cómo venían pensándose y abordándose estos temas. Primero, planteaba unir todas las dimensiones del desarrollo, que solían trabajarse de manera independiente. “La gente me decía: ‘el desarrollo es muy complejo, ¿usted pretende establecer una métrica que incluya temas de agua, energía, género y agricultura?’. Yo les respondía: ‘sí, y más’”, relata Caballero. “Hoy parece obvio, pero en ese momento no era una visión compartida”, añade.
Segundo, por primera vez se diseñaba una agenda verdaderamente global, en la que todos los países tenían la misma obligación de responder frente a una normatividad internacional. Antes, la agenda social de los Objetivos del Milenio propuesta en el año 2000, solo les planteaba exigencias a los países en desarrollo. “Colombia propuso una agenda global de desarrollo que rompió la realidad del mundo dividido entre países desarrollados y en vías de desarrollo”, añade.
Hoy, desde la organización ambiental The Nature Conservancy, Caballero sigue proponiéndole al mundo abordar los complejos problemas sociales y climáticos de una manera innovadora e integrada, que permita alinear esfuerzos y estrategias para generar un desarrollo realmente transformador.
En su opinión, los países no tienen que escoger entre crecer o proteger. Colombia, por ejemplo, debe apostarle a conjugar tres capitales: el humano, el económico y el ambiental, y evitar que uno crezca a costa del otro, como ya ha ocurrido en países como Alemania o China.
Pensar en grande las soluciones no solo implica transformar la política pública, sino cambiar los flujos de financiamiento, trabajar con el sector privado y cambiar la mentalidad de los consumidores. Caballero viene trabajando en esos asuntos con modelos innovadores para la ganadería enfocados en sistemas silvopastoriles que eleven las condiciones para los animales, incrementen la producción, mejoren los suelos y creen condiciones amigables para la biodiversidad, como la captura de carbono. También se trabaja con comunidades en los mosaicos de conservación que crean una relación sinérgica entre el sistema productivo y los sistemas ecológicos y de protección.
La experta conoce bien la profunda complejidad de los problemas que enfrentamos. Por ello hace un llamado urgente a un liderazgo visionario, capaz de transformar patrones de consumo y sistemas productivos y de creencias. “Tenemos una enorme oportunidad en esta coyuntura planetaria en la que estamos. Pero necesitamos un liderazgo que entienda que el ayer ya no es el mañana y que lo que hagamos hoy tiene que transformar el futuro”, afirma.
Como dijo en su discurso a los graduandos de la Universidad de los Andes, en 2022, “¡El año 2050 es hoy, es ya!”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.